"Can you see me? All of me? Probably not. No one has ever really has" - Jeffrey Eugenides



martes, 21 de octubre de 2008

Un camino semántico

Perdidos en la emoción de traer un hijo al mundo ni tiempo para pensar en nombres tuvimos. Antes hubo que reflexionar si realmente estábamos preparados para esta aventura. Si nos sentíamos calificados como para sostener la infancia de alguien. Y si podíamos mantener el vínculo que a partir de ese momento nos uniría para siempre.

Se nos planteó la opción de no tenerlo, lo pensamos mucho y nos vimos incapaces de decidir sobre la vida de esa alma que tan especialmente se nos había sido encargado en cuidado y desarrollo de sus potencialidades. Así fue como en un día de sol nos iniciamos en la experiencia incomparable de transformarnos en padres, aún reconociendonos inmaduros. Con la decición tomada llegó la paz y la propagación de la buena nueva.

Junto con los primeros meses de embarazo aparecieron los cuestionamientos sobre cuales eran los posibles nombres que le íbamos a poner al futuro integrante de nuestras vidas. Respuestas evasivas de nuestra parte por estar centrados en ir descubriendo la letra chiquita del contrato que con tanta alegría habíamos decidido ser las partes firmantes, en el cual nos hacíamos cargo de la situación.

Ninguno de los dos quería descuidar la pareja o que pasara a un segundo plano.Tampoco queríamos dejar a un lado a las familias (la propia y política) a quienes inesperadamente, habíamos sacudido estructuras. Teníamos la intención de respetar los procesos de cada uno y al mismo tiempo acompañarnos entre todos. De a poco lo vamos logrando a pesar de estar bastante tironeados.

¿Nombres? nos inquirían de vuelta y nosotros sinceramente nada. Les juro que si en ese momento a mi hija me hubieran obligado a ponerle Pichimahuida o Floripondio si era varón, me hubiera dado exactamente igual. No es que me hubiera vuelto loca sino que me encontraba completamente ida, en otro mundo. Conectada con mi ser mujer más íntimo y primario.

Recién ahora entrando en el 4to mes ya más relajada y estable, sintiéndome mejor físicamente nos podemos dar lugar a pensar de qué forma vamos a llamar al bebe para que venga a comer o cual es el nombre entero que voy a pronunciar cuando esté retándola.

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