"Can you see me? All of me? Probably not. No one has ever really has" - Jeffrey Eugenides



martes, 21 de octubre de 2008

A seguro se lo llevaron preso

Hoy por hoy si los nombres pasaron a ser un tema de reincidentes conversaciones. Figuro que con el tiempo se hizo impostergable la obligación de seleccionar una denominación "más seria" que Confite para el bebito. Sobretodo porque ya no tiene las proporciones que al principio y mi panza lo evidencia (¡incluso pesando menos que antes de estar embarazada!).

Durante todo el noviazgo acordamos tácitamente que si era varòn se iba a llamar Aquiles y si era mujer, Margarita (al punto que muchos conocidos de la pareja casi lo daban por hecho). Tales apelativos aludìan a nosotros: Aquiles era el nombre que usaba F. en el boliche con las "miniiiitas" -como dirìa Capusotto- para hacerse el canchero (dicen las malas lenguas que ganaba bastante con ese curro) y Margarita es como èl (hasta el día de hoy) me llama cariñosamente por escrito.

El sobrenombre Margarita tiene una anécdota aparte que contaré en otro post. Bottom line es que a partir de esa salida, todos los mails y cartas que le escribí las firmé siempre así y F. en respuesta precisamente con ese nombre encabeza sus misivas hacia mi persona. Es como si las letras nos sumergieran en un romanticismo màs denso del normal y en las epìstolas que compartimos, fueramos parte de una novela rosa con seudònimos y todo.

Confite nos tomó por sorpresa. Un evento que signò nuestras vidas para siempre, para bien. A pesar de tener “los nombres charlados” nunca evaluamos vernos en la circusntancia de elegir tan pronto. Tener hijos era un plan que hacìamos en efecto, pero no a corto plazo. En nuestras charlas los dos conveníamos en cuanto a planes a futuro que antepondríamos alcanzar metas personales a nivel profesional, desarrollarnos en este rubro y que a penas pudiéramos mantenernos sin ayuda de nuestros padres nos iríamos a vivir juntos o elegiríamos casarnos. (Yo deseaba secretamente más la segunda que la primera, desde chiquita sueño con una proposal de casamiento singular al estilo americano de los estadios de fútbol)

Ya en concubinato habíamos dicho que queríamos viajar mucho, tal vez vivir en el exterior por un tiempo, seguramente en Europa. Mochilear juntos por el mundo agarrados de la mano. Hippies de la nueva era. Pactamos que buscaríamos aprender a disfrutar de los momentos en soledad compartida y de los silencios, que nos asentaríamos como pareja tanto a nivel emocional como económico antes de tener hijos. Y acá nos ves, pensando nombres.

¿Las vueltas de la vida no?



No hay comentarios.: