"Can you see me? All of me? Probably not. No one has ever really has" - Jeffrey Eugenides



jueves, 16 de octubre de 2008

Secuestro express

Como verán por los dos anteriores post, hoy vine a exorcisar demonios. En la intimidad, a F. le confesé mi sentimiento de impotencia. Alegó que "no había nada que hacer". Si, eso lo sabemos todos. Ahora no hay nada que hacer. En esa misma conversación F. me dijo que me tratara de tranquilizarme (mientras yo me ahogaba en reproches: "te pedí que le dijeras algo a tiempo, ahora ya está, me la tengo que bancar") y viera el lado positivo de la situación. "En nosotros fue una sorpresa y realmente un momento especial, ellos simplemente se copiaron."

Lo problemático de la situación, no es el hecho de que haya pasado esto porq no es la primera vez que mi amor no hace nada para defenderme o para prevenir momentos incómodos con su familia de origen sino como sobrellevarlo. A mi me gustaría que alguien me explique, ¿que se supone que tengo que hacer cada vez que le vea la mano a esta señorita y vea mi anillo reluciente en su dedo? ¿QUE?

Se me ocurren sólo 3 soluciones:
1- Construir un excelente autoestima (cosa de no competir ni sentir celos)
2- Perdonar a F. por no haber dicho nada a tiempo y soltar.
3- Que F. me compre un anillo nuevo y más lindo (en Belgiorno, valga la rebundancia) que encima ya lo tengo visto.
Por supuesto que de las opciones mencionadas la que más tengo ganas de hacer es la última. Es más se lo dejé caer a F. con un comentario al pie: "Mirá que viene el Día de la Madre, eh". Y nos reímos.
No es que haya querido traicionar la causa pero había que desdramatizar de otra manera hubieramos terminado peliados. A fin de cuentas, es la hermana y la tía de este bebito lindo que viene en camino pero ¡que bronca!

Después de almorzar, cuando P. con cara de perrito mojado entró al cuarto para ofrecerse de llevarme al centro en auto porque sabía que me sentía mal me tuve que negar. No iba a poder contener mi ira en 20 minutos de viaje, menos si eramos las únicas dos tripulantes.
Hubiera sido demasiado tentador. ¿Cómo resistir? Yo y mi lengua afilada no eramos buena compañía en ese momento. Preferí volverme en tren sola y evitar todo pensamiento de qué formas podía cortarle la mano.

En el viaje de vuelta leía "A sangre fría" de Truman Capote, para huirle a toda ocurrencia. Bastante embole, muy descriptivo. Si creyera en las señales diría que el destino me estaba queriendo decir algo.

Cada vez está más claro, necesito llamar a psicóloga, YA.

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