"Can you see me? All of me? Probably not. No one has ever really has" - Jeffrey Eugenides



sábado, 25 de octubre de 2008

Por adelantado


No pude esperar y le di el regalo a F. antes de la fecha de su nacimiento. No me aguanté. Si ya se que es mala suerte pero fue más fuerte que yo. Espero que no vengan malos augurios en este año que nos espera por culpa de mi impaciencia.

Ese mismo día (el viernes) nos habíamos peliado fuerte después de terapia de pareja. Quería sentir que estabamos bien y unidos como siempre. Fuimos a comer a Enfundá la Mandolina comimos riquísimo como siempre, jugamos un jenga mientras esperábamos la comida (que no tardó nada en llegar) hablamos, hicimos las pases y pensamos proyectos en común y a futuro. Y fue, le dí el regalo. Qué se yo, me pareció que era el momento adecuado.
Mi regalo, que siempre me esmero porque sean originales, esta vez fue confeccionado por la artista Diana Schufer. Es una carta de amor impresa en serigrafía, en unas sábanas blancas con tipografía negra. El packaging como pueden ver en la página es *tremendo*. Me hubiera encantado mandárselas por correo para hacerlo menos tradicional todavía pero me no hubiera aguantado mi ansiedad. A demás moría, después del trajín que fue conseguirlas, verle la cara cuando las abriera.
Su reacción fue de desconcierto total. No se esperaba que podía ser el regalo porque el mismo no sabía qué quería para su cumpleaños feliz. La caja y la bolsa no ayudaron en lo más mínimo a disparar su imaginación a lo que realmente contenían. Me dijo que le pareció el regalo más original y lindo que le habían hecho (las mejores palabras en respuesta a un regalo, en lo personal, casi mejor que un "gracias, me encantó").
Obvio que cuando llegamos a su casa lo primero que hicimos fue probarlas. Suaves, con olor a perfume. Amigos, de estreno, cerramos la noche y nos fuimos a dormir enredados en ellas.

In love

martes, 21 de octubre de 2008

A modo de consejo


Hombres escuchad.

Tópico del día: FLORES.

1) Apuesten a las flores grandes (no es común y sorprende siempre)

2) Si siguieron el consejo anterior regalen pocas (no más de 3) sino parece que llegan con un árbol y no es estético. S
i no siguieron el consejo anterior,
no sean ratas y pónganse con un ramo de flo-res. No se dejen amendrentar por los floristas que llenan de yuyos verdes los manojos cuando envuelven para llevar. Después resulta que vienen 3 flores casi marchitas y un matorral. Chequeen, eligan que no importe la cara de tuje del señor que atiende porque en definitiva ud. es el que paga y una máxima de la publicidad es que "el cliente siempre tiene la razon". Exiga lo que le corresponda y sino digale que se pierda las flores en el culo y vaya a otro lugar que lo atiendan bien.

4) Regalá flores en ocaciones importantes como cumpleaños, compromisos, Día de la Madre pero no siempre. ¡Si a la estabilidad, no a la rutina! Cuando los desplazamiento y reacciones del otro pasan a ser completamente previsibles siempre y en todo lugar, la mujer ser aburre.

5) Así como también regalá flores porque sí. Sin motivo. Ayuda a conservar la magia.

6) Las flores del jardín del vecino can do the trick para sorprender. No lo gastes.

7) No a las notas melosas largas y cursis que acompañan los ramos. Ocurrente y corto. Mejor todavía si es una o dos oraciones que lo resumen todo.

Trucos:
A) A las rosas en el florero hay que ponerle hielo y/o tratar de mantenerlas en un lugar donde se conserven frescas ya que provienen de temperaturas frías, así se conservan mejor.
B) Al florero ponele aspirinetas, aspirina o azúcar y las flores tan va a durar más de lo normal (aprox una semana).

Chicas si llego a tener un varón prometo educarlo como un caballero para que la novia, el día de mañana, sea tratada como una princesa, como nos merecemos.

Margarita es mi seudónimo


La anécdota prometida.
El sobrenombre surgió en una salida con F. cuando todavía no eramos ni novios. Fue específicamente en una sobremesa en la que hablamos sobre las flores y el asunto que es para los hombres regalárselas a mujeres. En esa comida elaboramos en conjunto teorías disparatadas (aunque basadas en la realidad y experiencias personales) y llegamos a conclusiones reveladoras como:
- si regalas rosas "sos un clichè" y no te esmeraste demasiado a la hora de elegir las flores,
- si te jugàs con unas astromelias probablemente seas un complicado y
- llevarle jazmines o fresias a una mujer son un clásico por su característico acaudalado perfume y porque te lo ofrecen en varios semáforos (facilitando reconciliaciones y sacándote de apuros)

En ese mismo restaurant, le confesè que me encanta que me regalen flores. Sobre todo si son porque sí y no las típicas. También le conté que mi anterior novio me regalaba todo el tiempo rosas rojas que me encantaban al principio pero me terminaron por aburrirme. Relacionamos preferencias personales con colores y formas de las distintas variaciones de brotes que conocíamos y deslicé que las margaritas son las flores que màs me deslumbran por su simpleza*.
A partir de ahí, toda la correspondencia compartida la firmé bajo el nombre de Margarita. Y F. me decía que es la flor más bonita del jardín. ¡Ay es lo más!

* No voy a negar que un poco me copiè de You've got an e-mail (amo esa película) para hacerme la linda, la Meg Ryan. Lo màs gracioso es que tiempo màs tarde se lo confesè y nos reìmos del episodio.


¿Tregua?

F. intentò convencerme de hacer un pacto. El me dejaría elegir el nombre del varòn, alegando ser capaz de ceder y olvidarse de la existencia del nombre "Iñaki". Un acto tan pero tan amable que hasta me pareciò casi sospechoso. "Lo dejo a tu criterio" me dijo referiendose a la elección de nuestro primogénito, "siempre y cuando no me parezca horrible". Yo a cambio, debía dejar que el eligiese sin condicionamientos el nombre si es mujer porque "vamos y vamos: vos elegís uno y yo el otro" ya me parecía que no iba a ser gratis. ¿Que, que respondì yo? que NI-LOCA.

Razòn 1
A medida que pasa el tiempo con màs entusiasmo siento que es mujer lejos de las predicciones caseras como las siguientes: "Tenès buena cara y estàs linda... es varòn si o si" ¿acaso se supone que si es mujer estas horrible?; "Tenès panza redonda (parece que me traguè una pelota de futbol y estoy sòlo de 4 meses) por ende es varòn". ¿Cual es? si es mujer se supone que es màs cuadrada o amorfa (???)

Razòn 2
Soñè que es mujer y confío en mi instinto. El nombre si o si será una decición en conjunto. No vaya a ser que por tener la gloria de ponerle Silvestre en mi imaginario resulte ser mujer. Mi triunfo no sea más que efímero y después me tenga que bancar decirle Marta a mi hija hasta el resto de mis días. Antes muerta.

Razòn 3
Un 50% de chanches de perder es un riesgo muy alto. ¿Competitiva yo?

El lunes 27, el mismo dìa del cumpleaños de F. tenemos la ecografìa en donde me dicen el sexo del bebé. ¡Màs vale que lo hice a propòsito! Me pareciò un lindo regalo sacarnos tanta intriga en ese dìa especial.

La larga espera asì, se hace màs corta. Vamos a poder empezar con los preparativos.

¿Còmo se llamarà? Los mantengo posted

We meet again

Hasta hace dos semanas habíamos sido respetuosos y los nombres que realmente le disgustaban al otro no eran tenidos en cuenta y a otra cosa mariposa. Y se desató el combate con los nombres de varón nomás. El enfrentamiento es entre Iñaki (defendido por F.), Felix y Santos defendidos por mí.

Lo que más hizo que me opusiera al nombre que comineza con I (no lo pienso decir otra vez, no te voy a dar el gusto) es que fuera vasco. Cultura con la que no me identifico en lo más mínimo. I significa Ignacio en español pero F. no quiere Ignacio quiere I. Nos empacamos y no había forma. Su argumento es que conocíamos a un I que nos caía muy bien a los dos (típico unir a persona-con-nombre) y que era un nombre canchero.

A él no le gustaban mis propuestas (conoció un Félix que era un nabo y Santos le parecía feo). Para llegar a un punto medio y ceder los dos sugerimos ampliar el espectro de posibilidades. Ahí salieron al ruedo Isidro y Jerónimo. Los dos muy lindos pero ninguno del todo convincente.

Hasta que leyendo Gente valga la rebundancia que leyendo es un decir, porque la verdad que tiene cada vez menos contenidos y más fotos de prostitutas-ofreciendo-sus-servicios en bolas, apareció el nombre Silvestre como si me hubiera estado esperando. Obviamente nunca le dije que me reencontrè con el nombre bajo estas circunstancias (revista cholula leída en peluquería) porque F. categoricamente se opondrìa.

Bajo ningùn concepto permitirìa que el nombre de su primer hijo varòn sea una copia de uno famoso, en este caso Juanita Viale. Over my dead body me diría pero sobre el mío le pone I. asi que mientras el secreto se mantenga guardado venimos bien.

Uds, Shhhhh!



Un cocktail que no se mezcla solo


Otra cosa que nos agarrò de imprevisto es la intrincada combinaciòn de lograr con cualquier nombre y el apellido de F., algo que suene como mìnimo, armonioso.

En el momento de la verdad, cuando empezamos a hablar del tema de nombres salieron estos dos (Aquiles y Margarita) como primera opciòn pero en el momento de combinarlos con el apellido, vimos la luz. ¡Imposible a una persona que queremos tanto cagarle la vida de esa manera! ¡Habría que ser desalmado!

Asì fue como aquello que parecìa resuelto hasta el momento, se manifestò como una incògnita y de tremenda importancia. Imagínensen dos indecisos, insaciables, muy influìdos por el arte en todas sus representaciones (pintura, escultura, teatro, cine) queriendo elegir un nombre (y sólo uno porque con tremendo apellido no podemos hacer otra cosa). Tarea de enanos, de detallistas y pacientes. No somos ninguna de las tres. Caos.

Parece banal y no lo es. Pensar que vas a llamar toda tu vida por ese nombre a este ser, persona en potencia que te va a acompañar siempre y que en parte vas a determinar por el mero hecho de llamarlo de una forma y no de otra, no es una decición para tomar a la ligera. Creanme.

Con F. nos la pasamos haciendo listas para no olvidarnos de las ocurrencias más espontáneas, sacando nombres de internet que nos gustan, intercambiando opiniones, criticando los nombres siniestros y riendonos de la creatividad (y maldad) de algunos padres. Por suerte somos bastante parecidos en cuanto a lo que gustos respecta: originales pero no exóticos.

Resoluciones hasta la fecha:
No a los nombres de estación (May, Abril, June).
No a los que significan cosas (Dolores, Consuelo)
No a los nombres de personalidades muy relevantes (Aristóteles, Susana) Excepción a la regla: Frida. Nos fascina.
No a los nombres de flor (Jazmín, Violeta, Azucena) quedan afuera de esta categoría Magnolia y Camelia.

Todo indica que llegaremos a buen puerto.

A seguro se lo llevaron preso

Hoy por hoy si los nombres pasaron a ser un tema de reincidentes conversaciones. Figuro que con el tiempo se hizo impostergable la obligación de seleccionar una denominación "más seria" que Confite para el bebito. Sobretodo porque ya no tiene las proporciones que al principio y mi panza lo evidencia (¡incluso pesando menos que antes de estar embarazada!).

Durante todo el noviazgo acordamos tácitamente que si era varòn se iba a llamar Aquiles y si era mujer, Margarita (al punto que muchos conocidos de la pareja casi lo daban por hecho). Tales apelativos aludìan a nosotros: Aquiles era el nombre que usaba F. en el boliche con las "miniiiitas" -como dirìa Capusotto- para hacerse el canchero (dicen las malas lenguas que ganaba bastante con ese curro) y Margarita es como èl (hasta el día de hoy) me llama cariñosamente por escrito.

El sobrenombre Margarita tiene una anécdota aparte que contaré en otro post. Bottom line es que a partir de esa salida, todos los mails y cartas que le escribí las firmé siempre así y F. en respuesta precisamente con ese nombre encabeza sus misivas hacia mi persona. Es como si las letras nos sumergieran en un romanticismo màs denso del normal y en las epìstolas que compartimos, fueramos parte de una novela rosa con seudònimos y todo.

Confite nos tomó por sorpresa. Un evento que signò nuestras vidas para siempre, para bien. A pesar de tener “los nombres charlados” nunca evaluamos vernos en la circusntancia de elegir tan pronto. Tener hijos era un plan que hacìamos en efecto, pero no a corto plazo. En nuestras charlas los dos conveníamos en cuanto a planes a futuro que antepondríamos alcanzar metas personales a nivel profesional, desarrollarnos en este rubro y que a penas pudiéramos mantenernos sin ayuda de nuestros padres nos iríamos a vivir juntos o elegiríamos casarnos. (Yo deseaba secretamente más la segunda que la primera, desde chiquita sueño con una proposal de casamiento singular al estilo americano de los estadios de fútbol)

Ya en concubinato habíamos dicho que queríamos viajar mucho, tal vez vivir en el exterior por un tiempo, seguramente en Europa. Mochilear juntos por el mundo agarrados de la mano. Hippies de la nueva era. Pactamos que buscaríamos aprender a disfrutar de los momentos en soledad compartida y de los silencios, que nos asentaríamos como pareja tanto a nivel emocional como económico antes de tener hijos. Y acá nos ves, pensando nombres.

¿Las vueltas de la vida no?



Un camino semántico

Perdidos en la emoción de traer un hijo al mundo ni tiempo para pensar en nombres tuvimos. Antes hubo que reflexionar si realmente estábamos preparados para esta aventura. Si nos sentíamos calificados como para sostener la infancia de alguien. Y si podíamos mantener el vínculo que a partir de ese momento nos uniría para siempre.

Se nos planteó la opción de no tenerlo, lo pensamos mucho y nos vimos incapaces de decidir sobre la vida de esa alma que tan especialmente se nos había sido encargado en cuidado y desarrollo de sus potencialidades. Así fue como en un día de sol nos iniciamos en la experiencia incomparable de transformarnos en padres, aún reconociendonos inmaduros. Con la decición tomada llegó la paz y la propagación de la buena nueva.

Junto con los primeros meses de embarazo aparecieron los cuestionamientos sobre cuales eran los posibles nombres que le íbamos a poner al futuro integrante de nuestras vidas. Respuestas evasivas de nuestra parte por estar centrados en ir descubriendo la letra chiquita del contrato que con tanta alegría habíamos decidido ser las partes firmantes, en el cual nos hacíamos cargo de la situación.

Ninguno de los dos quería descuidar la pareja o que pasara a un segundo plano.Tampoco queríamos dejar a un lado a las familias (la propia y política) a quienes inesperadamente, habíamos sacudido estructuras. Teníamos la intención de respetar los procesos de cada uno y al mismo tiempo acompañarnos entre todos. De a poco lo vamos logrando a pesar de estar bastante tironeados.

¿Nombres? nos inquirían de vuelta y nosotros sinceramente nada. Les juro que si en ese momento a mi hija me hubieran obligado a ponerle Pichimahuida o Floripondio si era varón, me hubiera dado exactamente igual. No es que me hubiera vuelto loca sino que me encontraba completamente ida, en otro mundo. Conectada con mi ser mujer más íntimo y primario.

Recién ahora entrando en el 4to mes ya más relajada y estable, sintiéndome mejor físicamente nos podemos dar lugar a pensar de qué forma vamos a llamar al bebe para que venga a comer o cual es el nombre entero que voy a pronunciar cuando esté retándola.

jueves, 16 de octubre de 2008

Secuestro express

Como verán por los dos anteriores post, hoy vine a exorcisar demonios. En la intimidad, a F. le confesé mi sentimiento de impotencia. Alegó que "no había nada que hacer". Si, eso lo sabemos todos. Ahora no hay nada que hacer. En esa misma conversación F. me dijo que me tratara de tranquilizarme (mientras yo me ahogaba en reproches: "te pedí que le dijeras algo a tiempo, ahora ya está, me la tengo que bancar") y viera el lado positivo de la situación. "En nosotros fue una sorpresa y realmente un momento especial, ellos simplemente se copiaron."

Lo problemático de la situación, no es el hecho de que haya pasado esto porq no es la primera vez que mi amor no hace nada para defenderme o para prevenir momentos incómodos con su familia de origen sino como sobrellevarlo. A mi me gustaría que alguien me explique, ¿que se supone que tengo que hacer cada vez que le vea la mano a esta señorita y vea mi anillo reluciente en su dedo? ¿QUE?

Se me ocurren sólo 3 soluciones:
1- Construir un excelente autoestima (cosa de no competir ni sentir celos)
2- Perdonar a F. por no haber dicho nada a tiempo y soltar.
3- Que F. me compre un anillo nuevo y más lindo (en Belgiorno, valga la rebundancia) que encima ya lo tengo visto.
Por supuesto que de las opciones mencionadas la que más tengo ganas de hacer es la última. Es más se lo dejé caer a F. con un comentario al pie: "Mirá que viene el Día de la Madre, eh". Y nos reímos.
No es que haya querido traicionar la causa pero había que desdramatizar de otra manera hubieramos terminado peliados. A fin de cuentas, es la hermana y la tía de este bebito lindo que viene en camino pero ¡que bronca!

Después de almorzar, cuando P. con cara de perrito mojado entró al cuarto para ofrecerse de llevarme al centro en auto porque sabía que me sentía mal me tuve que negar. No iba a poder contener mi ira en 20 minutos de viaje, menos si eramos las únicas dos tripulantes.
Hubiera sido demasiado tentador. ¿Cómo resistir? Yo y mi lengua afilada no eramos buena compañía en ese momento. Preferí volverme en tren sola y evitar todo pensamiento de qué formas podía cortarle la mano.

En el viaje de vuelta leía "A sangre fría" de Truman Capote, para huirle a toda ocurrencia. Bastante embole, muy descriptivo. Si creyera en las señales diría que el destino me estaba queriendo decir algo.

Cada vez está más claro, necesito llamar a psicóloga, YA.

Indignación entrega II


Volvemos a hoy al mediodía.

Yo: "¡P. tenés mi mismo anillo!"
No daba crédito a mis ojos.
Ella: Ay si, ¿viste?
Me lo regaló Facu para nuestro aniversario de un año.
¿Queeeeeeeeee? Para. Esto es too much. Que tuvieramos el mismo anillo ya me parecía motivo suficiente de enojo pero que también fuera "por el aniversario del año compartido con el novio" (igual que yo y F.) me pareció realmente demasiado.

Me sorprendí a mi misma luchando con unas ganas locas de gritarle cualquier barbaridad a P. y llorar desconsoladamente. ¿Hormonas de embarazo? No, de ninguna manera. Injusticia nomás. Mi hombre qué hizo ante semejante situation se preguntarán, tomaba sol.

No emití palabra más en todo el almuerzo excepto por: "parece que al final, marco tendencia" y un esbozo de sonrisa forzada. A lo que P. contestó "si ahora solamente falta que A -hna mayor también presente- se lo compre y estamos todas con el mismo".

Enseguida expuso nerviosa una teoría a forma de justificación de que ella "no se había copiado" y enumeró la cantidad de personas que ella conocía que usaban o tenían ese anillo intentando evidenciar lo común que era.

Mi cara de culo espero haya sido reveladora.


El Anillo

Yo lo anticipé y él la dejó pasar. Almorzábamos en la casa de Novio con la familia. Estaba entretenida cortando mi paty prolijo en un bocado y untándolo con puré cuando, por el rabillo del ojo, le veo revolear la mano en un gesto a Carolina y descubro que tiene mi mismo anillo. No uno similar, no uno parecido u análogo el mismo. Aquel mismo de la historia.
Gran elipsis y paréntesis necesario. Un año atrás. También en comida familiar. Érase una noche tranquila de primavera, saboréabamos un asado y charlábamos de tonteras. Veo en la mano de Susana, la novia del papá de mi pretendiente, ese anillo por el que estuve de caza tanto tiempo. Y a modo anecdótico le cuento a la mesa el valor emocional que tenía para mí. Les relato el hechizo bajo el que estaba sometida desde aquella vez que me lo prestó por un tiempo mi amiga Micaela y que desde el momento que se lo devolví, lo busqué idéntico por todo el Gran Buenos Aires. Investigaba su rastro por ferias antiguas en San Telmo, entre los alhajeros de tías, entre joyeros y hasta entre plateristas a ver si me lo podían copiar.
Contesto preguntas, me emociono un poco hasta que que Susana me interrumpe del ensueño: "La joyería que hace este tipo de anillos, Belgiorno, no cerró como vos decís. Está abierta enfrente a la Iglesia San Nicolás de Bari". Agradecí el dato pero no dí crédito a lo que oí hasta que lo corroboré con mis propios ojos. Pregunté el precio del susodicho que me pareció desorbitado y cabizbaja me fui.
Belgiorno era y es una "conocida" joyería. Fue furor en la época de nuestras abuelas-y-madres-mayores. Con el tiempo, se apagó como una estrella y nadie más lo menciono. Basta con que alguna le saque el polvo a algún anillo (o collar o pulsera) heredado para que todos ponderemos aquellos orfebres. En realidad pocos saben de donde proviene tanto estilo.
Gran elipsis (de vuelta). Otra comida familiar.
Novio para el aniversario de un año compartido me regala El Anillo. Yo, orgullosa de la hazaña de mi enamorado, de su capacidad de memoria, lo exponía flamante. Desbordaba de alegría por historia que había detrás de él y por ser poseedora de mi objeto deseado. A las hermanas del novio se les dispararon los celos. Previsiblemente empezamos a competir. Al principio a modo de juego inocente: yo tengo este anillo, ay yo este otro, este lo uso todos los días, este no. Los típicos comentarios de minitas.
Las chicas me pedieron probárselo, yo accedí (¿qué otra cosa podía hacer?). Y todo iba bien hasta el comentario excluyente de Carolina: "Sorry pero me aprece que a mí me queda mejor". Silencio en la mesa. No era gracioso ni divertido el comentario, no causó ese efecto tampoco. Creo que alguien rió nervioso para cortar la tensión del ambiente.
A continuación, siguió el siguiente diálogo:
Caro: ¿No me lo prestás por un tiempo? Really? ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Acaso estamos en 6to grado de primaria y mi anillo es un juguete? ¿Me perdí de algo?
Yo: ¡No tenés chance Caro! Me lo acaba de regalar. No me lo voy a sacar por un tiempo jaja
P: Ay bueeno. ¡Ni que fuera un anillo para usar todos los días! Plis, es un socotroco.
Yo: La verdad no me importa, mencanta y sí, ¡lo pienso usar todos los días!, me copa como queda. Le da re personalidad a la manos.
Me devuelven el anillo toqueteado, y mirada cómplice de por medio, las dos hermanas dicen a unísono que querían uno exactamente igual. Parecían dos nenitas de 3 años muertas de ganas por un copo de azucar, completamente encaprichadas. Ambas miraban a sus novios y le decían comentarios similares a: "dale gordi, ¿me lo regalas?"; "¡yo quiero uno así!; ¡que te cuesta!.
Novio en ningún momento se dió por aludido y no sacó la mirada de su tira de asado. Lo único que dijo fue algo semejante a "Me parecería cualquiera porque fue mi regalo a Sofi y no sería lo mismo si ustedes también lo tuvieran" a media voz, completamente desinterasado de la disputa de las hembras.
En el camino de vuelta, ya en el auto, le dije a F. con toda la parsimonia que pude reunir para la ocación que "para mi este anillo tenía una historia especial y que si sus dos hermanas se compraban el mismo iba a dejar de tener esa magia inevitablemente", tratando de tocarle el ego para que reaccione. Más tarde agregé que por favor buscara la manera, desde el amor y la hermandad que comparte con ellas, de hacerselo saber como para no dar nada "por obvio". Cuentas claras conservan la amistad dicen.
Presente otra vez. Tenía mis sospechas, lo admito, pero no estaba convencida que fueran capaces. Novio hoy me reconoce que nunca les dijo nada porque "no estaba tan de acuerdo con mi postura, a fin de cuentas, es un anillo". Y yo ahora pago las consecuencias.
¿Lo peor de todo? que me tengo que quedar piola, no vaya a ser que por la culpa de un anillo y mi histeria se arme un revuelo familiar.

Nius

Desapareció la verborragia y con ella mis continuos posts. De repente me di cuenta que no tenía tanto (relevante) para decir. ¿Pasa a veces no? Acá estoy de vuelta de todas maneras: con la panza más grande, más tranquila y con proyectos en puerta.
Empecé a trabajar dando clases de inglés particular. Me pagan bien y los chiquitos a los que enseño son un amor, tuvimos la primera clase y se portaron bárbaro. No conozco a los padres todavía, me anticiparon que son exigentes y bastante metidos asi que vamos a ver que tal onda pegamos. Fundamental caerles bien y sembrar una buena impresión. El lunes tengo la próxima clase asi que supongo que cuando vuelva les contaré.
Pinamar con F y Confite estuvo divino. Los días especiales aunque no particularmente lindos. Disfrutamos de todo por igual, del sol en la playa y de la lluvia metidos en la cama con películas y caramelos varios. Baños de inmersión, masajes, mimos. Cantar bajito y escuchar el mar. Comer afuera y agarrarnos de la mano. Los tres solos at last. Especial. Logramos conectarnos a un nivel difícil de lograr en los buenos aires.

Words to live by


Hay que creerselo, eh?

jueves, 9 de octubre de 2008

Brunch

Todo bien con que al mediodía somos una gran mayoría los que almorzamos. Es parte de nuestro folcklore nacional. Es casi indiscutido que entre 12.30 y 14.30 se corta lo que todo el mundo esté haciendo para sentarse al rededor de la mesa, hurguetear en los tappers a ver que sobras trajimos de casa o juntarse en la placita, depende de donde uno se encuentre.

Ahora, yo me pregunto, ¿que necesidad que todo el edificio huela lo que vos esmerádamente y con amor (quiero creer) le estás cocinando a tus nenes, o a tu pareja, o a vos solo para ver en frente de la tv? NINGUNA.

Me bajo del bondi, camino a casa, choripán. Llego a casa, cierro la puerta de entrada, pescado. Espero, abro y entro al ascensor, papas. Mi piso y olisqueo desde el hall de entrada milanesas.


Gente, ¡vale poner el estractor!, ¡no al pedo se crearon los sahumerios! En caso de que todo lo anterior no te sirva, comprarte el room spray de la fragancia que más te guste y bañes a tu casa de olor a durazno o whatever. Pero plis, please BASTA, ES UN ASCO.




Libro digital

Con este blog me pasa lo mismo que con los libros que me atrapan. Es un trastorno que tengo y lo abrazo con todo mi ser porque lo adoro aunque reconozco que costea la locura.

Lo que me sucede con los libros fáciles de leer, atractivos y que no te hagan pensar demasiado, solo existe el dejarse llevar (y leáse bajo esta categoría ejemplares como: "Ángeles y demonios" y "El código Da Vinci" de Dan Brown; "La sombra del viento" de Carlos Zafón, por nombrar los más recientes del mercado, entre otros) es que no puedo evitar que me arrebaten el tiempo. Los llevo a todas partes como una suerte de ambuelto: por si me puedo sentar en el bondi (y puedo leer un rato), por si el médico en cualquiera de variantes (obstetra, dentista, entrevista de algún tipo, etc) llegan tarde (y puedo leer un rato) o por si en algún recreo de la Facultad en el que no quiera hablar con nadie, me pueda recluir a dedicarle unas hojas...

Mi problema no es la contractura que me queda de estar llevando de un lado para otro en la cartera tremendo volúmen de 500 páginas junto a otra sarta de pelotudeces que llevamos las mujeres al mejor estilo Mery Poppins por supuesto, sino la obsesión que se me genera el avanzar en la trama.

Me engancho tanto con los personajes que me los imagino en situaciones paralelas, distintas a las planteadas del libro. Me figuro que somos amigos, que salimos un viernes, que vamos a bailar, pienso en los posibles diálogos que podríamos tener, si nos podríamos enamorar. Me convenzo que nos conocemos de toda una vida. Obvio que nos sentimos identificados (siempre, aunque sea en el punto menos relevante) y nos entendemos.

Y queda claro que ya no distingo donde comienza y termina el universo simbólico del autor y el mío.

Así me pasa con el blog ahora, no paro no paro no paro de pensar en forma de posts. Es preocupante. Bloggers amigos ustedes ya pasaron por esto, ¿se vuelve a la normalidad?

Eco

Me siento como los idiotas que gritan su nombre en un lugar con eco para sentir que alguien los llama y miran a otros asientiendo con la cabeza pensando "que grosso boludo...". Y a mi me dan ganas de sacudirlos y gritarles ¡es un eco tarado! De todas maneras admiro la gente que sigue asombrandose de las pequeñas cosas. Si, soy contradictoria y creo que todos lo somos un poco.

¿Vos en que sos contradictorio? contame.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Snapshot


El piletón del que hablo tiene un valor sentimental para mi. No se porqué. En realidad si sé porque: ahí fue donde me di cuenta que no todos tenemos los mismos recursos y posibilidades.

Un día de verano de los 90' que pasé en el auto familiar (que en ese entonces era un Renault 21) por ahí, tengo la imagen nítida grabada en la memoria de ver chapotear a niños con la cara sucia, sin pudor a estar desnudos. Su ropa, humilde por cierto, estaba apoyada sobre el pasto verde recién cortado. Ese del que se cuela el olor por más de que tengas la ventana cerrada. Ese que se huele de solo mirarlo.

No me acuerdo en qué venía pensando en el auto ni cuantos años tenía para ese entonces. Sí, que era pequeña y que me sentí automáticamente absorbida por sus figuras. Por lo que significaban, por lo diferentes que eramos.
Ellos disfrutaban de prestado.

A estos niños no les importaba estar bajo la mirada de los caminantes porque por un rato dejaban de pedir monedas, de aventurarse a ser grandes antes de tiempo. El calor les devolvía la oportunidad de tener una infancia y aunque sea por instante, se atrevían a jugar.

Es una snapshot. Así llamo yo a los momentos que uno lleva consigo dentro de la memoria que si logra concentrarse un poco, puede cerrar los ojos y transportarse con todos los sentidos y volver a explorar la situación como si la estuviera viviendo all over again.

Prometo sacar esa foto de mi barquito de papel flotando sobre las aguas del piletón de mi cuento. Así me tenga que trepar las pinchudas rejas que hoy lo rodean. Esa va a ser la foto detrás del título de mi blog.


Esa y ninguna otra.


Nueva carátula


Quiero armar un verdadero barquito de papel.
De esos que hacías cuando estabas aburrida en clase. (Una variante de los avioncitos que nos apurábamos a apuntar a la cola de la profesora de física o al ventilador para que hicieran un ruido estruendoso y distraer a todas mientras hacíamos ejercicios de matemática o lengua)

Llevarlo a la plaza en frente donde hace "poco" plantaron la flor de acero*. A ese gran piletón (al que nunca puede atribuirle una funcionalidad) que en mi cabeza no tiene las rejas que hoy lo rodean y darle vida.

Imaginarme los tripulantes, al capitán gritando "¡todos a babor!" y saber que es mío. Ese momento, ese barquito, esa idea. Determe en ese tiempo y obturar.

*monumento más feo que tiene Buenos Aires, con el que con el pasar del tiempo me voy amigando y encontrándole betas lindas.

Confesión


Me prometí a mi misma no hacer post largos. Por el simple hecho de que en lo personal me da extrema fiaca leer los eternos de los demás. Probablemente sea porque me haya acostumbrado a la fugacidad de la postmodernidad y el zapping. Ojalá que no y sea sólo por ser impaciente.
Me fallé a mi misma con el post de los canapes y sencillamente me dejé llevar. Una trucha.

Canapés

Tengo que admitir que durante mucho tiempo odié los cocktails. Ese momento previo a sentarte a comer en un casamiento o la comida en general en los eventos, lease desfiles, lanzamientos. Por motivos varios -familia grande y trabajo- me ha tocado tener que asistir a tantos que perdí la cuenta.
El tema de estar en pose, hacer face, charlar de banalidades con gente que no ves por bicentenarios y comer finger-food es para mi de los peores programas. Sin falta se me instala un orégano en el diente que me resulta inamovible, que por supuesto no me doy por enterada hasta mucho más tarde, me quedo rápidamente sin temas de conversación por lo que termino haciendo malabares para que el otro permanezca hablando y pronto no estoy ni pintada ni maquillada de la forma que había llegado.
Me agarra calor, me levanto el pelo, me retoco el rubor sin espejo, cualquier cosa hago para matar el tiempo. Sin duda lo peor de todo es que siempre, no importa qué haga en los cocktails me muero de hambre por eso los odio. No soy de esas personas que no comen en todo el día porque tienen un casamiento a la noche por lo que descartemos que ese sea el motivo. (Me cae un poco mal el comamos mucho porque acá es gratis)
El hombre como género es un animal de costumbres y yo no soy la excepción. Personalmente lo que me pasa es que llegado el horario de la comida (entre 20 y 22hs) estoy famélica y da igual si deglutí todo el día como si no hubiera un mañana, que llegan las 9 y si no tengo un plato de comida en frente, sonamos.
No hay nada más desesperante que ver una bandeja con exquisiteces en minitura, que pase por enfrente de mi nariz (sigua de largo para no faltar a la regla) y que por estar charlando con alguien (y ser educada) no salir corriendo a su encuentro. Para el momento que purdiste interrumpir la conversación que estabas manteniendo y llegaste con los dedos en alto solo quedan las empanaditas de mondongo.
Hubo situaciones en las que me cuestioné seriamente si no estaba David Copperfield entre los invitados porque los mozos aparecían con una bandeja llena de bocaditos y desaparecían antes de que me les acercara como por obra del Ilusionismo. Y yo me empiezo a poner tensa como se imaginarán y verbalizar me muero de hambre, odio estar parada para comer, ves, soy una idiota tendría que haber hecho auto mac-antes de venir siempre me olvido.
Ya no me acuerdo si me lo enseñaron o lo adquirí a fuerza de prueba y error pero llegué a dar con "la movida maestra" para estos momentos; el jaque mate que me hizo sentit que yo les podía ganar a los cocktails y así fue como los empezara a disfrutar. La estrategia es situarse
 exactamente donde salen los mozos de la cocina, estacionarse ahí como quien no quiere la cosa y panza llena... corazón contento.Para disimular congregen a dos o tres invitados con los que se tenga afinidad para que les funcionen de pantalla, nadie va a sospechar si te ven charlando entretenida, no vaya a ser que piensen que no comiste en todo el día.


martes, 7 de octubre de 2008

Welcome a board!

Con este sol increíble celebro estar de estreno y les dejo a continuación mis tres razones para crear este espacio.

1) Escribir me parece una de las maneras más sanas que tengo a mi alcance (y desde la humildad, de las pocas que considero que llevo a cabo con cierta elegancia) de navegar en este océano que llamamos vida. Es mi forma de volver a saborear momentos, de conocerme más a mi misma, de descargar sentimientos inconfesables...y tanto tanto más. Quiero que suban a bordo, que opinen, que digan lo que quieran, que me ayuden...en fin, que participen, que sean mis tripulantes.

2) No tengo disciplina para volcar mis pensamientos (un tanto volátiles) al papel. Sin embargo en un futuro cercano, me gustaría que el escribir fuera lo que me diera de comer (si me llenara la panza ahora que somos tres, mejor). Verán lo importante que es, entonces, que aprenda a ser constante en este oficio de contar historias.

3) Me embarco en esta aventura con menos miedo del que tal vez debería tener, porque de todas maneras mi vida siempre ha estado en boca de muchos. Por lo que da igual, si les cuento y por mi se enteran, o es por otro (o, no lo hagan nunca). Ya a esta altura, no me desvela.

Lo único que les adelanto es que no soy rara. Mi vida no es tan interesante como para dedicarme a lavar mi ropa sucia a la vista de todo el mundo acá. Sólo espero adornarla con un poco de gracia como para que parezca.