"Cuando era chica y me portaba mal, los castigos de mis padres consistían en encerrarme en el baño por horas", me contó una escritora. "Las primeras veces cuando finalmente me liberaban, estaba pintada como una puerta con el maquillaje de mi madre" confesó, "pero con el tiempo, fue allí donde aprendí a desplegar mi creatividad y alimentar la imaginación". Es el día de hoy, que los momentos de más inspiración, le suceden en el baño.
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