Después de muchos desengaños, ya no ando con el amor incondicional en la yema de los dedos. Ya no tengo la misma confianza en La Gente. Ya no tengo la honestidad en la punta de la lengua. Ya no digo todo lo que pienso. Ya no soy igual de extrovertida. Ya no soy la misma. Me gusto igual, eh.
Movilización. Esa es la palabra que podría resumirlo todo. Movilización de muchas las emociones seguro que más de las que imagino y percibo. Movilización de incontables recuerdos de mi infancia, de mi adolescencia. Movilización de afectos, de relaciones, de mis viejos, de mis amigas. Movilización de ahorros, de plata, de muebles... en fin de lugar de residencia.