En la época del colegio.
- Estar jugando en el patio del colegio el típico juego con las manos enfrentada a una amiguita mientras cantábamos la canción pertinente y que me empujara alguien bruscamente, darme vuelta y no saber quién.
- Salir cabisbaja de un escondite al grito de la maestra luego de estar a solas con una amiga contándole un secreto, las dos de uniforme, en un colegio de monjas debajo de las escaleras.
- Crecer en ese colegio y en 5to año darme el lujo de fumar en plena luz del día, con el uniforme, dentro del colegio, en el patio, bajo las mismas escaleras.
- La ambulancia en la puerta de mi casa. Mirarla perderse entre las calles por la ventana.
- El médico consternado y con cara de pocos amigos que va a darle noticias a la familia. Me acuerdo que nos llevó a los hijos a un pasillo blanco, etéreo que tenía un ventanal enorme por el que se vislumbraba el jardín. Cumplí el papel de chiquilina nerviosa y atolondrada haciendo las preguntas más bobas. Inquiría sin cesar en cuales serían las *secuelas* (palabra que había escuchado repetir mucho a mi mamá en las últimas 24h) sin entender demasiado qué estaba pasando a mi alrededor.
- Una sesión de terapia familiar.
- El regreso del enfermo al hogar. Curado y de buen talante a pesar de los achaques y la comida familiar consecuente en la que todos fingíamos que "vamos a estar bien".
- Acercarme al altar para hacerle un guiño a mi mejor amiga y su novio de toda la vida que se casaban. Y que ellos me sonrían de costado, me saluden y se tomen de la mano sabiendo que la suerte está echada felices de atar sus destinos.
- Ese preciso instante en el que tus facciones y tu yo más interno se da cuenta que te desenamoraste. Acá casi que esa música triste en off típica de la escena es real.
- Cuando el papá, que no es el actual de la mamá, va a buscar al hijo a la casa que antes compartían. Y es buena onda con ella, el hijo está contento de verlo y el nuevo novio es un amor. El ex es simpático con el nuevo novio que duerme con su cría y su ex mujer pero no sabés si es forzado o si es, en serio, posible.
- El padre que luego de separados va en busca de algunas pertenencias.
- Llegar tarde al casamiento de una amiga y perderme su entrada triunfal. La desesperación, el nerviosismo, las ganas de volar.
- Reconocer un gesto, un atisbo de mi personalidad en mi hija y reír a carcajadas.
- Una pelea atroz con mis padres que termine en gritos y un portazo.
- Cortar el teléfono y largarme a llorar amargamente.
- Mirar alrededor, mirarme y sentirme underdresses o overdressed.
- Bailar en bombacha como enajenada por toda la casa.
- Cocinar bailando.
- Que todo lo planeado para el día me salga cómicamente al revés. Y reírme de eso.
- Una fiesta temática de sombreros, rodeada de yatchs y tener que escaparme corriendo cual Cenicienta a las 4am porque las tetas me pedían a gritos que diera de amamantar.
- El llanto colérico y encaprichado de una pequeña que nada tiene que ver con la circunstancia sino reflejar el estado anímico de la madre. Sin palabras, abrazarla y llorar las dos a unísono. Agradecerle por ser tan cristalina y ponerme en contacto con lo que me estaba pasando a mí y no quería hacerme cargo.
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