"Can you see me? All of me? Probably not. No one has ever really has" - Jeffrey Eugenides



lunes, 30 de mayo de 2011

Notas mentales.





Todos de acá. Amé la idea por contagiosa.

Comentario

Qué infelicidad me provoca explicar un chiste. Pierde toda la gracia.

La respuesta es oída.

Ante el clamor de los hombres he aquí también las recomendaciones para ser una buena novia. Chicas presten atención. Yo me llevé una gran sorpresa al leer de las palabras de @Tutejorba y luego de corroborar ante varios hombres la simpleza de Ellos.
Con lo poco que son felices ¡Dios mío!. Regocijémosnos en las diferencias. Basta de prólogo. Le cedo el espacio a mi amigo personal y muy querido, con ustedes: Rulo. (Me tomé el atrevimiento de editar y reformular algunas cuestiones con la intención de clarificar conceptos espero que no te ofendas mon ami).

Ser buena novia
Hay 2 tipos:
a) La que para vos es una buena novia.
b) La que para el resto es una buena novia.

A) Es muy simple, el hombre es un ser básico, por ende hay que atender muy pocas cosas. Nada mejor que llegar del laburo o cansado de alguna actividad -que amerite agotamiento- y que te espere tu novia con algo fresquito. Compartir un momento de relajo y paz es impagable. Chicas tengan a mano una Coca fría y alguna boludez para picar. Fácil: papas fritas. Nada de elaboración. No pretendemos caviar. Que parezca espontáneo. (Muchachos, eso de juntarse a tomar una birra con la banda, no es cansancio, entre fantasmas no nos pisemos la sábana, vamos).
Hay una salvedad, el hombre puede llegar a maquinarse en exceso con su trabajo y le cueste no llevarlo a casa. Es un garrón pero es real. Si lo ven con cara de orto, denle tiempo. Tiren un poco de indiferencia, sirve, les juro. No atosiguen con preguntas. Cuéntennos de su día en un rato. En otras palabras: no rompan las bolas por 20 minutos aproximadamente. No se asusten si prendemos la televisión y por un rato somos un robot. Es hasta que nos vaciamos y volvemos a ser personas. El sexo también puede ayudar a distender. Prueben. Sería una grata sorpresa.

Que te cocine rico, lave la ropa y la deje con olor a lavanda, que te planche las camisas  y demás tareas hogareñas son detalles. El hombre busca compartir momentos intensos, divertidos e interesantes con uds. De ropa, sales, outlets y el 30% off con la Santander Río con "las chicas”, plis. Como verán no es muy difícil. Basta con un poquito de comprensión, paciencia y mucho cariño.
Ahora, que no las agarremos boludiando con algún “amiguito”, porque les sube el autoestima. Se pudre todo. Reconozco que, nosotros como especie, somos seres que caemos fácilmente en la rutina pero cuando arranca el: “No te podes poner celoso de él, no ves que al lado tuyo no existe”, sabemos que nos están mintiendo. Es un tema eso de buscar afuera lo que adentro no se encuentra. AHH!!! Eso, déjenme decirles que son malas mentirosas. Son muchas las veces que se las dejamos pasar para no entrar en un limbo de discusión sin sentido. Pero, creeme, nos damos cuenta. Y no olvidamos.

B) Que estés impecable, perfumada y depilada o siempre lista para acompañarnos a programas bajón (familiares por ejemplo) o fumarte a la banda una noche en la cual ibas a ver un dvd + helado = cucharita, habla bien de vos como novia. Sí, es verdad, pero los dos sabemos que te rompe soberanamente los ovarios. Sé honesta con vos misma. Es preferible que digas “che gordo, la verdad: me parece una patada en la ingle ese programa” a que pongas cara de póker con mucho make-up y digas “UHHHH ¿Se juntan los pibes? Qué divertiiiido, vamos”. Si bien está bueno que nos acompañen, muchas veces no es necesario. Nos hacen sentir machos, viriles, poderosos si nos dejan tiempo a solas, tiempo personal. No darle motivos a nuestros amigos para que nos califiquen de pollerudos posta, es elemental.
Un tip: Si el hombre lo pide, es porque realmente necesita su compañía y puede ser por 2 cosas:
1) Realmente el evento es un verdadero embole y sabemos que con uds la vamos a pasar mucho mejor.

2) Tiene un evento high class garronero y con uds al lado la seguridad masculina aumenta a niveles inexplicables. (Más si están divinas como ustedes saben producirse)

Al hombre realmente le importa muy poco el que dirán de sus novias. Ojo, hay especímenes moy pelotudos a los cuales si les importa, pero no se preocupen, son la minoría y además seguro, son gays.
Asi que chicas, nada, sean normales, disfruten de sus novios, mimenlos y si las invitamos a eventos emboles sepan que es por algo, no hace falta que se auto-inviten. Alguna vez confíen en nuestro criterio.


Pd: Un poquito de histeria garpa, el exceso como tal es malo.

martes, 24 de mayo de 2011

Daisy baby

Fragmento de un mail
(...)
Creo tener una idea acerca del porqué del nombre 'Margarita' para tu hijita y me gustaría que me sacaras la intriga. Las margaritas tienen la parte del corazón de la flor, de un color amarillo intenso que se asemeja al SOL. A su vez tiene esos pétalos blancos que la embellecen y que podrían visualizarse como destellos de luz. ¿Acaso viene por ahí la mano? Tu hija, metafóricamente sería un sol.
El sol simboliza muchas cosas lindas, entre ellas: calor, energía, fuente de vida, luz, verdad, sabiduría, amor... hasta se lo identifica con Cristo (allegedly 'Son' derives from 'Sun' - the Lord's day is Sun-day)...
Yendo un poco más allá, también consideré que el nombre Sofía significa conocimiento, ciencia, sabiduría (luz). Sería de tu parte una forma muy sutil de llamar indirectamente a tu hija igual que a la madre. Los padres muchas veces no se aguantan y ceden a la tentación de dar a sus hijos el mismo nombre que el de ellos mismos o el de abuelos, y muchas veces los pobres chiquilines sienten un peso o responsabilidad muy grandes de hacer de sus vidas algo a imagen de lo que hicieron otros... es todo un tema...
Yo te felicito por el nombre que escogiste, me parece lindísimo. Además es romántico pues se trata de la flor con que uno prueba su suerte en el amor... uno va desprendiendo los pétalos y por cada uno de ellos va diciendo alternadamente un 'me quiere' y 'no me quiere'...
(...)

Sinceramente no quiero agregar nada que pueda arruinar la reflexión de mi primo. Sólo me quiero ocupar de aclararles que no es por estos motivos por los que le puse Margarita a mi hija. Sin embargo, ¡qué lindo suenan! ¿Se dan cuenta porqué digo que soy agradecida, no? Estoy rodeada de gente que me regala su tiempo y se toma el trabajo de reflexionar sobre estas cosas. Amor. Puro amor.

lunes, 23 de mayo de 2011

Ensayo (sin desperdicio) de Alejandro Trabattoni

Los libros que me mordieron
Nunca me gustaron los perros. En realidad, nunca tuve uno. La extrañeza del caso podría basarse en un injustificado temor –jamás me hicieron daño– o en el también extraño hecho de que nunca nadie me regaló uno, ni me incentivó a tenerlo. Tardé 17 años en animarme a enfrentarlos, tiempo suficiente para que mi madre guardara, en su cajón, un título de colegio secundario con mi nombre. Tal vez, este me dio el valor. O la obligación.
Durante ese tiempo, traté de acercarme, lo juro. Pero fue en vano. Arranqué tarde, pero seguro, en el tercer año de mi expedición por el colegio. Faltaban dos años y medio para el castigo máximo. O la salvación. Fui a la biblioteca y la cantidad de razas existentes me agobió. Opté por uno de los clásicos, de esos que recomiendan los viejos. Pero Antoine de Saint-Exupéry y su pequeño protagonista real(1) duraron menos que un Tamagochi, mascota virtual. Me desilusioné.
Tardé en recuperar el coraje para volverles a pedir a mis padres que me regalaran una nueva mascota, pero el obsequio llegó sin pedido. Esta vez, pertenecía a una raza argentina. Fue como cambiar champagne por mate. Su dueño, un tal José Hernández, lo había llamado Martín Fierro, por lo que tuve que adoptarlo sin la libertad para cambiarle el nombre. Estuvo meses a mi lado, pero el regalo terminó en el escritorio de papá, con la segunda mitad de las páginas virgen.
Desorientado, terminé la gloriosa época en la que uno hace nada. En el camino que me tocaba seguir, tropecé con la sala de tortura más cruel y vil de todas: la perrera. De pronto, me vi en un pasillo iluminado por una luz artificial blanca, ubicado entre medio de jaulas con deseos de abrirse, y en cuyos interiores había perros con intenciones de lastimarme. Los candados que sellaban esas celdas empezaron a fallar.
El más rápido de todos los canes que decidió atacarme tenía sangre latinoamericana. Con aliento a tequila, los colmillos de Juan Rulfo se clavaron en mis pantorrillas y Pedro Páramo comenzó a contaminar mi cuerpo. Juan Preciado buscaba desesperadamente a su padre en algún lugar de Comala, de mi alma, pero cada vez que se acercaba, se encontraba con un nuevo hermano.
Herido, rengo, caí de rodillas con ninguna posibilidad de defensa ante un nuevo ataque. Un pastor inglés salió de entre las barras de acero. Caminó hacia mí con una irritante parsimonia, me miró, paseó a mi alrededor y se sentó a mi lado. Parecía querer que le contara mi sufrimiento, aunque ya lo sabía de memoria. Así actuaba el Padre Brown, un sacerdote londinense que se escapaba de las más espectaculares novelas de Chesterton para aprovecharse de mi debilidad y morderme el costado. Esta vez, de aquel no emanó sangre; mucho menos, agua bendita. Se derramó el sentimiento más placentero que jamás había experimentado.
Entregado ante la jauría y con un dolor imposible de superar, mi cuerpo reclamaba más lesiones. Lesiones que no demoraron en llegar. El más inesperado de todos los perros allí presentes, el aparentemente más insignificante, dio el golpe final. Era pequeño, negro, peludo. Tenía manchas grises, producto del intento fallido de un ángel de convertirlo en algo mejor. No era un puro de raza. Era porteño, de barrio, de Flores. A Alejandro Dolina le bastó con dos de sus 47 crónicas para llevarse lo último que me quedaba sano.
La perrera se convirtió en mi lugar más preciado. Miro para mis costados y muchas de las jaulas están vacías. Pero la mayoría sigue soportando la embestida de desesperadas mascotas con ganas de ladrarme, rasguñarme, morderme para que, al final, yo sólo sienta que me lamieron.
Nunca me gustaron los perros, hasta que visité la perrera. Hasta que me mordieron con tanta rabia y firmeza que me fue imposible escapar de ellos. En realidad, lo imposible fue querer hacerlo. Una vez que la dulce herida cicatriza, uno siente anhelo de que se vuelva a abrir, de que venga un nuevo animal a desgarrar el espíritu con argumentos atrapantes, personajes mágicos y finales insospechables.


1 Real: de realeza

Por Alejandro Trabattoni


Lluvioso

Quiero escribir desde el fuego de esta tristeza para que las palabras tengan intensidad, para mostrar que siento adentro con la crudeza con que lo siento, sin filtros. Él no lo puede recibir pero yo necesito hacerlo de todos modos. No con él o para él sino conmigo misma. Me tengo que ocupar de mí. Debo ocuparme de lo que quiero hacer con todo esto que siento y manejarme sabiamente.para que me haga compañía o se transforme en ruido ambiente pero no mucho más. Hay días que te juro, lo único que quiero es acurrucarme en la cama en posición fetal y que pase el tiempo. No cocinar, no lavar los platos, no comer, no ver televisión, no escuchar llantos, que nadie me reclame atención. No salir, no sacarme el pijama, no bañarme. No nada. Dormir tal vez. Leer si logro mantener la atención. Estudiar si me pongo mucho las pilas con el fin de sentirme productiva. Poner una película como ruido ambiente. Son pocos los días tristes como hoy.

Qué significa "ser buen novio"

Este post es un pedido exclusivo de @Tutejorba. Un gran amigo que necesitó que le ilustrara y pusiera en palabras este concepto.¿Vamos a modo de lista?

Ser buen novio es aquel que:
- sabe expresarse. Cada tanto, logra poner en palabras sentimientos, estados de ánimo, intenciones. Así no tenemos que andar adivinando. Básicamente habla.Te explica que quiere/necesita y cómo podés proveérselo. Te cuenta como se siente. Te hace parte de su interioridad. Se muestra vulnerable. Baja las defenzas, te deja entrar. 
- te cuida. No te cela en demasía."Te deja" tener amigos pero sabe donde está el límite y te lo marca. Quiere que seas exclusiva y eso no lo negocia (bien) y al mismo tiempo te deja ser, fluir. Te acompaña hasta tu casa así sean las 3 o las 6 de las mañana porque "no quiere que andes sola por la calle" o que te tomes un taxi equis. Te protege. Te defiende.
- ofrece su ayuda. Está disponible. Sabés que podés contar con él. Que el mundo se puede colapsar pero el te va a dar la mano y no vas a tener (tanto) miedo. Te sabés acompañada.
- te escucha y te contiene. Le interesa lo que te pase, como te sientas. Escucha impávido tus tres horas de perorata de tu peleíta tonta con la amiga de turno. Te aconseja. Te da perspectiva. Te dice que todo va a estar bien.
- te invita a *citas*. Planes solo para vos y el, es decir solos. Para charlar, para mirarse a los ojos y mantenerse en silencio, para generar complicidad, para malcriarte, para conocerse. Y una vez superada la etapa de conocimiento para mantener viva la llamita del amorrr y para hacerte sentir linda, querida, tenida en cuenta, especial. Puede ser wachiwawa o normales. Puede ser ir a comer a un mega lugar, ir al teatro, ir al cine, irte un fin de semana a algún lado; o ver una película tapados hasta la nariz, almorzar juntos pasando revistas o leyendo, juntarse a criticar un programa de televisión y reír. Lo que hace a la diferencia es que es un plan. No tiene porqué ser elaboradísimo (si es así bienvenido sea) basta con que sea pensado.
- te llama. Para charlar, para contarse pavadas del día. Porque está preocupado por algo y sólo vos lográs calmarlo. Porque está triste y quiere contártelo. O sabe que vos estás triste y/o preocupada por algo y quiere acompañarte. Para terminar con peleas. Para sentirte más cerca.
- te hace sorpresas y te da regalos. Con y sin motivos. Te cocina. Pone toda su casa con velas para recibirte. Te prepara un baño de inmersión con sales. Te invita a comer afuera. Te trae chucherías del quiosko que sabe que te encantan (o se la juega a que te gusten). Te compra algo gracioso del barrio chino. Te regala ropa sin motivo aparente (son los mejores) "porque me hizo acordar a vos", "lo ví y me pareció que tenías que tenerlo", "me gustó para vos" o porque cumplen años juntos o porque es tu cumpleaños o porque te quiere felicitacitar por algún logro. Te recuerda. Te tiene presente en detalles.
- te agarra de la mano en la calle. con firmeza, con actitud, con convicción, con orgullo de que te pasees a su lado.
- te hace mimos. Sólo porque no resiste no estar en contacto con vos. Te da besos mientras lavás los platos. Te agarra la rodilla mientras maneja. Te agarra la mano en la mesa mientras esperan que el mozo traiga la comida. Te acaricia la espalda o el pelo mientras ven televisión o una película. Cogiendo te mira a los ojos, te da besos, adora darte placer. Se *preocupa* porque acabes.
- te quiere tanto, pero tanto que lastimarte no es una opción. Antes de verte llorar prefiere morir. Siempre van a haber peleas y malos entendidos. Lo importante no está en evitarlas sino en sortearlas con gracia. Escuchar realmente al otro para entenderse ¡y sobre todo para que sean cortas!
- te incluye. En sus planes de fin de semana, con sus amigos, con su familia. Quiere que estés. Siempre sos bienvenida. Si fuera por él haría todo con vos siempre que le respetes un toque su espacio personal.
 - te hace reír. Espolvorear la mezcla anterior con una cuota de humor. Aprender a reirse de uno mismo con el otro es claaaave. Te divierte. Su mera presencia hace que la pases bien o mejor. Compartís algunas opiniones o gustos.
- con tus afectos le pone todos los huevos del mundo. Ya sean amigas o familiares. Eventos, cumpleaños, salidas, encuentros. El pibe si puede ir, firme como un soldado en cuanto a actitud sino ni vengas. Que interactue sonriente, que haga reír, que boludee a alguien, que saque a bailar a las pibas, que proponga brindis, que hable en público, que te bardee un poquito en guiño hacia los demás. Pilas. Que se ponga las pilas en caer bien.

Los hombres en general necesitan entrenarse en la tarea de ser novios. No sé porqué es que la gran mayoría de las mujeres ya venimos con ese chip incorporado. Debe ser porque tenemos en nosotras la capacidad de ser madres y por lo tanto somos proclives a cuidar los vínculos, alimentarlos, nutrirlos. No sé, no te sabría decir.
Lo que sí me queda claro como el agua es que es ideal, por no decir condición, encontrarte al hombre para ser novio, una vez que haya tenido experiencias preferiblemente largas (de 2 a 3 años en adelante). La otra te allanó el camino y la queremos secretamente por eso (únicamente por eso). No empezar de cero es elemental porque es súper cansador, hartante y aburrido. Implica un millón de explicaciones que vos das por obvias y el otro no. Expectativas incumplidas y todo eso paja.
A menos que vos también seas vírgen en el ámbito noviazgo y puedan juntos poner las reglas, crecer, conocerse, etc no te lo recomiendo. A no ser porque sea un rápido aprendiz y supere al maestro ampliamente cuando menos lo esperes. Ante la duda, fijate como es con los deportes: ¿les agarra la mano rápido? Suele ser buen parámetro.

Brazos tonificados de tanto remar

Las parejas de más de 10 años tienen toda mi admiración. El problema no es enamorarse. Eso a mí y a la gran mayoría nos resulta fácil, creo. El quid de la cuestión está en mantenerse enamorado. Con el aliento a puma de la mañana, con el mal humor por fútbol, con el olor a bolas después de hacer ejercicio, con cara de dormidos. Ejercitar la paciencia, la tolerancia y regar el amor. Seguir cogiendo con la misma persona después de 10 años. Encontrarla todavía atractiva, seductora, sugerente, graciosa me parece una tarea épica. Serle fiel, serle leal. Buscar su bien. Extrañarlo todavía. Me sorprende, me eriza la piel, me hace admirarlos. Sobre todo porque hoy en día no me parece común. No sé a ustedes.